Atención a la Atención

Necesitas estar atento. Necesitas estar atento para poder ser más eficaz, pero también para poder disfrutar más de lo que haces. ¿Cómo podrías saborear algo si tu atención está lejos de lo que te estás llevando a la boca? No estoy hablando de ningún déficit de atención. De hecho, es probable que sí estés atento, pero no a lo que estás comiendo. Es como llevar una linterna por la noche. Que no vayas alumbrando el camino para evitar tropezar, no quiere decir que la linterna esté apagada. Puede ser que simplemente estés apuntando a un árbol, o hacia donde oíste algún ruido. La cuestión será si aquello que iluminas es lo más importante para ti en ese momento.

focus atencion a la atencion

Igual que con la linterna, lo que la atención es capaz de abarcar es limitado. Se dice que son unos 126 bits de información por segundo1, y que para comprender lo que otra persona dice necesitamos utilizar 40. Esto sin tomar en cuenta toda la información que suele acompañar a lo puramente verbal, sin hacer interpretaciones tanto del contenido verbal como del no verbal.  Es decir, sin apreciar la expresión de la cara o el tono de voz, y por supuesto sin interpretar lo que podrían significar, sin relacionar el mensaje con situaciones pasadas, sin detectar ironías o dobles sentidos. Este tipo de operaciones mentales ocuparía una buena parte del ancho de banda restante.

De ahí la necesidad de ser capaz de optimizar el ancho de banda de tu atención. Al menos si quieres sacarle el máximo rendimiento. Y es que la atención forma parte de todo lo que haces. No puedes coger un vaso si no depositas un mínimo de atención en la tarea de coger el vaso, de ver a qué distancia y a qué altura está, si hay obstáculos entre medias, si aparenta estar resbaladizo, o si pesará más o menos. La práctica hará que se reduzca la cantidad de atención que necesitas, y probablemente llegues a hacerlo casi automáticamente, pero si no reservas un mínimo de esa atención para esa tarea, si no le prestas suficiente atención, es fácil que el vaso se te caiga.

Y así sucede con todo. Y cuanto más compleja la tarea, más atención necesitarás, y mejor deberás optimizar aquella de la que dispones. Y rendir a un nivel alto requerirá de más atención que coger un vaso, o que rendir a un nivel medio o bajo. Serán más los detalles que tendrás que considerar, y seguramente durante más tiempo. Rendir al nivel de la élite, requerirá controlar detalles a los que la inmensa mayoría no les presta atención. Y por eso, si te propones formar parte de esa élite, deberás ser capaz de ser exquisito con el uso que haces de tu atención, deberás aprender a optimizarla y a concentrarla en aquello que te hará marcar diferencias con el resto.

¿Eso quiere decir debes luchar contra las distracciones? Bueno, dependerá de lo que entiendas por ese luchar o evitar distracciones.

A lo que te resites, persiste. – Carl Jung

Pelearse con algo requiere prestarle atención, por lo que paradójicamente, luchar contra las distracciones, en vez de debilitarlas las fortalecerá. En lugar de tener más atención disponible, tienes menos. Me da cosa repetir el típico argumento del «no pienses en un elefante rosa», pero tiene cierto sentido. En realidad es un poco tramposo, porque para poder interpretar esas palabras necesitamos crear una imagen que represente su significado, por lo que para entender lo que nos están diciendo, de algún modo necesitamos «pensar en un elefante rosa». Lo interesante viene después, cuando volvemos a pensar de nuevo «no voy a pensar en un elefante rosa» y… ¡Vaya! ¡Ahí está de nuevo! «Venga, no pienses más en eso» ¿Y qué era «eso»? «¡Jod…! ¡Otra vez!»

Eso es pelearse con una distracción. Y entonces qué hacer para no distraerse. Tengo una mala noticia: ¡no puedes hacer nada! Te vas a distraer sí o sí. El tema es cuánto tiempo te vas a enredar con esa distracción. Y todo empieza por darte cuenta de que te has distraído. «Sólo la atención es capaz de darse cuenta de la desatención«. Es decir, para poder volver a lo que considerabas relevante primero necesitas darte cuenta de que te fuiste. Esto es darte cuenta de dónde tienes puesta tu atención, o prestar atención a la atención. Sería como dar un paso atrás con la mirada para dejar de mirar sólo la parte iluminada para pasar a observar también lo que estamos haciendo con la linterna. En ese momento nos daremos cuenta de que podemos volver a enfocar la linterna a otro sitio sin necesidad de culparnos por haber enfocado hacia otro sitio: al fin y al cabo, escuchaste un ruido, ¿no?

Cuanto antes te des cuenta de que puedes dar ese paso atrás para observar tu atención, más control tendrás sobre ella, y cuanto menos te distraigas en juzgar, o juzgarte por tus «desatenciones», de más tiempo dispondrás para observarla y quizás reenfocarla.

Y sí, ambas cosas se pueden entrenar. ¿Cómo? Muy pronto lo sabrás, aquí, en Elite Sport Minds.

1 Csikszentmihalyi, M. Fluir. Barcelona: Random House Mondadori, S.A., 2012. Págs. 53-54.