Preparación Mental y Deporte

¿Qué necesidad tienes de romperte la cabeza con esta historia de la preparación mental? Podrías llegar a pensar que una de las claves para saber si tienes necesidad o no, te la daría el fijarte en lo que hacen los demás, o lo que «se ha hecho durante toda la vida». «No conozco a nadie que pierda el tiempo con este tipo de cosas», o «Si a los demás les va bien haciendo lo que hacen, ¿qué hago yo queriendo inventar la rueda?» En mi humilde opinión, precisamente en lo referente a prepararse mentalmente y entrenar la atención, no estamos «inventando la rueda». Ya hablaba de la importancia que se le ha dado históricamente, y se le sigue dando a la preparación mental en las artes marciales y los deportes de combate. Pero es que además, los últimos avances en neurociencia apoyan la utilidad real de muchas de las técnicas que utilizan. Por otro lado es cierto que ese tipo de prácticas le es extraño a muchas disciplinas deportivas. Es decir, se han ganado muchos campeonatos sin necesidad de recurrir a ellas (también se han perdido). Pero últimamente cada vez son más conocidos los casos de deportistas y equipos que sí recurren a la preparación mental, con buenos resultados. No sabemos si ya eran los mejores antes, si no lo eran pero ganaron gracias a su preparación mental, si les ayudó a ser los mejores o a mejorar otros aspectos, o si precisamente por estar abiertos a cualquier oportunidad de mejora (en cualquier aspecto) llegaron a ser los mejores.

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Estoy hablando de deportistas como Tom Brady, Steph Curry, Roger Federer, Carli Lloyd o el mismo Michael Jordan, y de equipos como los Seattle Seahawks, los Golden State Warriors, o los Lakers y los Bulls de Phill Jackson. Es difícil saber si es causa o efecto, pero parece evidente que existe una correlación, ya no sé si entre preparación mental y éxito, pero sí al menos entre preparación mental y alto rendimiento, entendido como la capacidad de elevar ese rendimiento por encima de lo que en un principio cabría esperar de ese deportista o ese equipo deportivo.

Pero depende del marco de referencia que tomes. Es posible que mires dentro de tu deporte y no veas necesario cambiar nada de lo que estás haciendo: al fin y al cabo, aquellos que tienen o tuvieron más éxito que tú, no hacen nada diferente. Bueno, habría que pensar si de verdad no hacen nada diferente, pero en todo caso, aun haciendo lo mismo, deben de hacerlo mejor, y seguramente lo lleven haciendo desde hace mucho tiempo. Y si es mejor, es diferente. Y por otro lado, ¿cómo sabes que no hay nada que no se haya hecho ya en tu disciplina que no pueda dar mejores resultados?

En todos los deportes se han dado y se dan saltos cualitativos, cambios que en su momento parecían locos y que los revolucionaron. Es cierto que unos más locos que otros. Pero en la línea de la frase atribuida a Einstein, locura parecería ver que en otros deportes están haciendo cosas que les funcionan, y negarte por lo menos a probarlas en el tuyo.

«Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes»

Pero volviendo a la cuestión del principio, ¿qué necesidad tienes de cambiar, y de probar cosas que te hacen sentir… raro, incómodo, de sentir vergüenza…? ¿Qué necesidad tienes de arriesgarte a ser el primero, a quedar en evidencia, a equivocarte? Puede que ninguna, si lo que pretendes es quedarte como estás, si renuncias a progresar, si aceptas tus límites actuales porque dentro de ellos te sientes seguro. Lo cierto es que lo único seguro es el cambio, y si tu intención es quedarte quieto, no tardará mucho en llegar alguien haciendo algo distinto (o lo mismo pero mejor) dispuesto a hacer lo que sea para moverte de tu sitio. Por lo que, ¿de verdad piensas que no necesitas moverte? ¿O es que no quieres moverte porque te resulta molesto? Más molesto será cuando sean otros quienes te muevan.

Y si no es el caso, si de verdad quieres progresar, ¿por qué limitarte a hacer lo que hicieron los que llegaron a la cima antes que tú? Los métodos del pasado ya no garantizan el éxito en el futuro, y ni siquiera en el presente. Aún así, tendrías que hacerlo al menos igual de bien que aquellos; y que los demás no lo hiciesen tan bien como tu, o como vosotros. ¿Por qué renunciar a alternativas que ya han demostrado suponer ventajas competitivas en otras disciplinas? ¿También por comodidad, por vergüenza, o por miedo a fallar y quedar en evidencia? Más dolerá arrepentirse de no haberlo intentado, sobre todo cuando sabías que en otras disciplinas ya les estaba funcionando, y ver como otro un poquito más valiente que tú te saca ventaja por haberse atrevido a probarlo.

Bien, pues ya lo sabes. En otras disciplinas ya lo están utilizando con éxito. Quizás los mejores entre los mejores puedan permitirse «arriesgar» a hacer cosas distintas y que podrían parecer extrañas, porque nadie se va a burlar de ellos gracias al estatus que ya tienen. O quizás han alcanzado el estatus que tienen porque nunca les importó que les mirasen como bichos raros por hacer cosas distintas. Quizás por eso son distintos, por hacer cosas distintas. Como hacer más repeticiones de las que les mandaba su entrenador, o quedarse a entrenar más tiempo en solitario, o llegar antes de lo normal, o irse pronto a casa porque al día siguiente hay entrenamiento, o no comer determinadas cosas,… o cuidar su preparación mental.

Me encantan los deportes de equipo, y creo que facilitan el aprendizaje de una serie de valores muy importantes para el desarrollo de los jóvenes. Pero también tienen una serie de peligros a tener muy en cuenta. Como por ejemplo la facilidad con la que se asumen ciertas creencias y criterios. En un equipo nadie quiere ser visto como un bicho raro, por lo que suele imponerse la conformidad. Si el mejor jugador del equipo, o el más popular, comienzan a hacer algo, es fácil que pronto casi todo el equipo esté haciendo lo mismo. Si dice que hoy no se sale, nadie sale. Si dice que toca fiesta, el bicho raro será aquel que no sale. Al fin y al cabo, si al día siguiente el partido o el entrenamiento son un desastre, la responsabilidad será de todo el equipo. La responsabilidad personal se diluye. Renunciamos a ella y elegimos la conformidad con el equipo. En este caso conformidad hacia lo malo.

Hay que ser muy valiente para renunciar a la conformidad y elegir la responsabilidad. Hace falta coraje. El mismo que demuestran en todo lo que hacen las grandes estrellas del deporte. Es cierto que ahora pueden permitirse hacer lo que quieran sin importarles lo que digan los demás. Pero la verdad es que eso no es nuevo para ellos, nunca les importó lo que dijeran, o nunca les importó más que hacer lo que fuese por llegar a ser los mejores en lo suyo. La vergüenza o las burlas de quienes buscaban encajar no eran más importantes que su determinación por llegar a ser lo mejores que pudieran soñar llegar a ser. Al fin y al cabo, esas burlas, en realidad, decían más de quienes las hacían, y de los límites que aquéllos asumían, que de quienes las recibían y se negaban a aceptar esos límites que les eran ajenos.

Los deportes individuales tienen la ventaja de que en ellos la responsabilidad está clara, no se diluye nunca. En realidad, en los deportes de equipo tampoco, al menos si tienes claro que quieres llegar a ser lo mejor que puedas llegar a ser, y para eso necesitas estar preparado, también mentalmente, para dar a cada momento lo mejor que llevas dentro.